Partamos del hecho de que estamos en conocimiento de las últimas tendencias en la discusión académica sobre los desastres, el riesgo, sus orígenes sociales, económicos, políticos y culturales. Supongamos que sabemos que lo que determina un desastre, es decir una seria interrupción –abrupta o lenta– del funcionamiento de una comunidad (UNISDR, 2009), ciudad o país, no es precisamente una fuerza natural, sino nuestra capacidad para evitar (exposición) ese evento extremo, de nuestra preparación para su impacto (mitigación), o de la capacidad de adaptarnos positivamente en el futuro (resiliencia). Imaginemos que todos y todas sabemos esas cosas, ¿y ahora qué?
Pese que en realidad muchos académicos, profesionales, empresarios, y políticos sabemos de esta compleja relación entre naturaleza y sociedad, por algún extraño mecanismo las cosas no mejoran sustancialmente, y de hecho en muchas partes del planeta y de Chile empeoran al momento que se escribe esta nota.
Los desastres están estrechamente relacionados al desarrollo, a la riqueza, a la capacidades de individuos, instituciones y estados. Cuando se tiene más riquezas y accesos a recursos es más fácil evitar esas zonas donde hay riesgos, mitigarlos, o adaptarse a ellos, se tienen más alternativas que aquellos que no tienen otra opción que vivir junto a ciertas amenazas, más recursos para mitigar la exposición, más redes de apoyo para hacer frente a los impactos de los desastres.
Lamentablemente, los beneficios del desarrollo no están distribuidos equitativamente, ni siquiera dentro de los países ricos o supuestamente desarrollados. Entonces, no nos habrá de sorprender el hecho de que en cifras concretas de muertos y afectados, los pobres lideran todos los conteos.
Es un mito aquello de que los terremotos y otros eventos extremos nos afectan a todos por igual, estos afectan desproporcionadamente a quienes menos tienen: a quienes tienen viviendas más precarias, a aquellos que no pueden pagar seguros porque significaría dejar de comer, a quienes no tienen a nadie más que a ellos mismos, o quizás a alguna ONG piadosa, o el estado. Ciertamente hay múltiples responsabilidades en la construcción de esos escenarios de riesgo, no es sólo el estado o el gobierno el único responsable. Aunque también es cierto que sólo el estado puede cumplir el rol directriz de ofrecer, y en algunos casos forzar, una agenda de reducción de riesgos. Aquí lo evidente es que ese rol y esa agenda no pueden limitarse a la reacción y a la emergencia, nunca más.
Y este es el meollo del asunto. ¿Qué debemos hacer para evitar que las tierras más seguras estén sólo al alcance de los más adinerados y conectados? ¿Qué hace falta para que los migrantes, las mujeres y personas con discapacidad tengan las mismas oportunidades para desarrollar sus capacidades y ser así más resilientes? ¿Cómo hacemos para que el desarrollo llegue a todos y todas? Todas las posibles respuestas a éstas preguntas nos llevarán inevitablemente a nuestro modelo de desarrollo, ese que enarbola la competencia como único sistema para conseguir lo mejor de la sociedad, pero que olvida que en toda competencia hay perdedores, quienes por multiple razones no corren con la misma ventaja, corren con obstáculos, o parten desde más atrás.
Entonces, si en realidad quisiéramos abordar las causas de fondo de los desastres tendríamos que mirar más allá de las zonas de riesgos y proyectos de mitigación, incluso más allá de la resiliencia, tendríamos que mirar hacia nuestro modelo de desarrollo, nuestra modelo de sociedad, hacia las relaciones de género, hacia nuestra relación con la naturaleza, y hacia la relación entre nosotros mismos y con otros pueblos. Eso, si partiéramos del hecho de que todos y todas sabemos que lo que determina un desastre no es precisamente una fuerza natural, sino las sociales.
Referencia
United Nations International Strategy for Disaster Reduction UNISDR. (2009). 2009 UNISDR Terminología sobre Reduccíon del Riesgo de Desastre. Ginebra: Naciones Unidas. Disponible en: https://www.unisdr.org/files/7817_UNISDRTerminologySpanish.pdf [visitado el 10 de Mar. 2019]